La Taula & Suiza
Se encuentran en la Suiza de habla alemana, cervecerías al estilo de Munich, con sus salas, de cuyos techos cuelgan calderos y cacerolas de cobre. Allí es donde se va a comer el tradicional Jarrete de cerdo. Las charcuterias rebosan de embutidos, y el Cervelas de Basel conpite con las otras de Berna y Zurich. Son celebres las sopas de Basilea, desde la Turchgetriebne hirnsuppe (de sesos) a la Gebrannte mahlsuppe, de harina tostada, especialidad en tiempo de carnaval. Empezar el día con la monumental pieza de Bernerplatte, costilla plana con tocino y jamón, sobre un lecho espeso de Choucroûte y alubias, para terminar, los merengues de Basilea, los adornados pasteles de Appenzell, el hojaldre con almendras de Claris o los Ringli, galletas de pimienta de Zug.
Bajo las pérgolas de Lucarno o Lugano todo se prepara alla ticinese: spaguetti, risotto, ravioli, pero con un refinamiento que convierte, por ejemplo, la popular Polenta, en un plato enriquecido con un guiso de Ucceletti, pajaritos variados. En toda Suiza, la gama de quesos es de una gran diversidad y debemos saber apreciar todos sus matices; en cuanto a la repostería , es un arte en el cual cada localidad, en sus innovaciones, ha hecho alarde de gran imaginación, como el Pan dulce de España de Baden. Otra especialidad nacional es la Viande Seché de Grisón, un tipo de cecina artesana secada al aire, que se sirve sazonada con pimienta, aceite de oliva y acompañada de cebolletas y pepinillos en sarmuera. Chur es la capital del Grison, dónde se habla el Rumantch,
lengua latina-románica, que recuerda al catalán, portugués, italiano o rumano, y que es hablado por unas 35 mil personas, siendo la 4ª lengua oficial de la Confederación Helvética.
Respecto al chocolate, basta decir en el mundo entero que es suizo, para saber que es de la máxima calidad. ¡Es el auténtico dulce embajador de Suiza!
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