La Taula & Suiza Es evidente que los esfuerzos de la Confederación Helvética en lo que a turismo se refiere, han conseguido la perfección de la industria hotelera, que asegura a su cocina un muy honorable rango en el terreno internacional. Sus miles de hoteles y restaurantes se esmeran en ofrecer a los visitantes los platos de sus respectivos países. Sin embargo cada uno de los cantones permanece fiel a sus tradiciones.
La cocina nacional, sobre todo, conserva un alpino perfume: parece como si los pastos, sembrados de plantas aromáticas , comunicaran su agradable sabor a todos los productos derivados de la leche, pero en el folklore gastronómico está ante todo, sometido a la influencia de los tres grandes países vecinos: Francia, Alemania e Italia.
Especialidades regionales: Se encuentran del Jura francés al Jura Suizo, un gran número de platos parecidos, pero interpretados con infinidad de variantes, Así es como de Neuchâtel a Fribourg, cada localidad pretende poseer la mejor receta de Fondue. Hay que saborear a orillas del lago Leman , las Croûtes aux morilles (empanadas de múrgulas), el Gratín d'écrevises (gratinado de cangrejos) y los Filetes de perche (filetes de perca) de Ginebra. En el cantón de Vaud, cerca de Lausanne, los Auberges de la ruta de viñedos La Côte, sirven los Malakoff, un crujiente de Gruyère, recuerdo de los mercenarios de la zona, que lucharon en la guerra de Prusia, y ayudaron ha hacer caer la fortaleza de Sebastopol.
El Valais no es únicamente el país de los viñedos, es también el vergel de Suiza, y son tan apreciadas sus frutas, que se sirven como aderezo de la carne (manzana y pera) sin olvidar los famosos Eaux-de-vie (aguardientes) de pera y de cereza ( extraordinarios los de la casa Morand de Martigny: el Wílíamíne de pera williams y el Víeux Kírch de cerezas.
Si pasan por el Valais, recomendamos saborear la Râclette, gloria local rociada con vino del país. En Neuchâtel, las truchas y los callos comparten el estrellato, pero en las comidas festivas se sirven tradicionalmente, siete tipos de carnes, antes de los Cucheôles y grandes panes dulces de huevo.
Continuará......
La cocina nacional, sobre todo, conserva un alpino perfume: parece como si los pastos, sembrados de plantas aromáticas , comunicaran su agradable sabor a todos los productos derivados de la leche, pero en el folklore gastronómico está ante todo, sometido a la influencia de los tres grandes países vecinos: Francia, Alemania e Italia.
Especialidades regionales: Se encuentran del Jura francés al Jura Suizo, un gran número de platos parecidos, pero interpretados con infinidad de variantes, Así es como de Neuchâtel a Fribourg, cada localidad pretende poseer la mejor receta de Fondue. Hay que saborear a orillas del lago Leman , las Croûtes aux morilles (empanadas de múrgulas), el Gratín d'écrevises (gratinado de cangrejos) y los Filetes de perche (filetes de perca) de Ginebra. En el cantón de Vaud, cerca de Lausanne, los Auberges de la ruta de viñedos La Côte, sirven los Malakoff, un crujiente de Gruyère, recuerdo de los mercenarios de la zona, que lucharon en la guerra de Prusia, y ayudaron ha hacer caer la fortaleza de Sebastopol.
El Valais no es únicamente el país de los viñedos, es también el vergel de Suiza, y son tan apreciadas sus frutas, que se sirven como aderezo de la carne (manzana y pera) sin olvidar los famosos Eaux-de-vie (aguardientes) de pera y de cereza ( extraordinarios los de la casa Morand de Martigny: el Wílíamíne de pera williams y el Víeux Kírch de cerezas.
Si pasan por el Valais, recomendamos saborear la Râclette, gloria local rociada con vino del país. En Neuchâtel, las truchas y los callos comparten el estrellato, pero en las comidas festivas se sirven tradicionalmente, siete tipos de carnes, antes de los Cucheôles y grandes panes dulces de huevo.
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